¿Qué reciben los habitantes de la Amazonía a cambio de la explotación de yacimientos petrolíferos? En Ecuador saben muy bien cómo pagan las corporaciones petroleras: con enfermedades mortales y pobreza. Los pobladores del lugar luchan judicialmente contra los crímenes medioambientales derivados de la explotación irresponsable del crudo, pero lejos de asumir responsabilidades, las compañías van ganando la batalla y hasta ahora han salido impunes gracias a sus ejércitos de abogados.
La Amazonía, considerada el pulmón del planeta, cuenta con inmensos recursos petrolíferos que están siendo intensamente explotadas desde hace décadas por corporaciones gigantescas. Un vergel que sufre de cáncer debido a la descontrolada contaminación que provoca enfermedades mortales entre sus pobladores.
En medio de la riqueza que proporcionan los abundantes recursos minerales de este tesoro de la biosfera, sus habitantes viven en una apabullante pobreza y miseria de la que resulta prácticamente imposible escapar.
En la Amazonía de Ecuador, en la provincia de Sucumbios, los recursos de hidrocarburos no han promovido el prometido desarrollo en las comunidades locales. Allí, hace 30 años comenzó una lucha judicial contra una de las mayores corporaciones de la industria petrolera, entonces Texaco, ahora Chevron.
En medio de una de las piscinas de hidrocarburos que hay en la zona, llena de desechos tóxicos que dejó la empresa estadounidense en plena naturaleza, Donald Moncayo, presidente de la Unión de Afectados por Texaco/Chevron (UDAPT) cuenta que ese vertido lleva allí medio siglo.
"Lamentablemente no se ve esperanza de que se pueda remediar", lamenta.
"Como esto es territorio de indígenas y de colonos, que para ellos somos ignorantes, por eso es que no lo limpian"
Moncayo manifiesta con indignación que se cumplen 30 años de impunidad por la contaminación de los ríos, el suelo y el aire de la Amazonía, donde son más de 800 las piscinas de hidrocarburos que dejó Chevron. "Si esto fuera territorio estadounidense ya estuviera limpio hace rato. Pero como esto es territorio de indígenas y de colonos, que para ellos somos ignorantes, por eso es que no lo limpian", asegura.
Para el dirigente, los dos abortos de su madre y la muerte de su propia progenitora, que falleció tras lavar ropa en el río, son responsabilidad de la contaminación. "Cuando llegamos al hospital llegó ella echando espuma por la boca y el doctor dijo: es que a la señora la han envenenado", recordó.
El vertido de millones de galones de petróleo de Chevron en la Amazonía es considerado como uno de los más graves crímenes ambientales de la historia. No fue reparado por la compañía y los desechos en el subsuelo siguen afectando gravemente a la ciudadanía.
Así lo sostiene Silvia Yanez, que sufrió cáncer a los 18 años y siempre ha estado convencida de que fue consecuencia de vivir rodeada de derrames petroleros, que le hicieron perder a su bebé, así como tiempo de su vida y de su juventud.
"Las transnacionales que dejaron la contaminación enterrada, escondida, ahora sigue también sangrando la Amazonía y sigue perjudicando"
La contaminación impregna también el agua, tanto subterránea como fluvial. La polución llegó a través del río Aguarico, uno de los que fue más gravemente afectado, hasta el territorio de la nacionalidad siekopai. Justino Piaguaje es su presidente y fue uno de los firmantes de la demanda contra Chevron.
Para él se trata de un crimen sin castigo a pesar de que la justicia ecuatoriana condenó a la petrolera estadounidense a pagar 9.500 millones de dólares como indemnización porque, cuenta, no se llegaron a reparar los daños que provocaron que muchos de sus parientes murieran de cáncer.
"Nosotros hemos ganado este juicio y que la Amazonía tiene que ser restaurada, pero no hemos visto ese resultado. Y vemos con mucha tristeza cómo las transnacionales que dejaron la contaminación, es decir, enterrada, escondida, ahora sigue también sangrando la Amazonía y sigue perjudicando", declaró Piaguaje.
La trasnacional acabó acudiendo a la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya, donde se anuló la condena de Ecuador y ahora es el Estado el que tiene que indemnizar a Chevron por daños morales.
"Es que ese daño moral a la empresa, en teoría, vale más que las víctimas, que la vida de la gente"
Pablo Fajardo, abogado de los afectados, apunta lo que considera lo más grave del asunto: "Es que ese daño moral a la empresa, en teoría, vale más que las víctimas, que la vida de la gente. O sea, quién paga por la vida de la gente".
Chevron acabó yéndose del país afirmando que cumplió con su parte de la remediación y que era ya responsabilidad del Estado. Sin embargo, la UDAPT denuncia el aumento del número pacientes con cáncer en la Amazonía, contabilizando más de 500 casos en los últimos años.
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